De Noia a Finisterre

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Un viaje que comienza en las Rías Baixas pero termina en las Altas visitando las villas de Noia y Muros, que dan nombre a la ría más septentrional de las Rías Baixas Gallegas. Durante el recorrido podremos admirar el contraste entre las rías y una cadena montañosa coronada por el Monte Pindo frente al cabo Finisterre. Descubre la historia de esta tierra en sus castros y sus impresionantes y únicos espacios naturales.

El pueblo de Noia, “la pequeña Compostela” según decía el escritor gallego Otero Pedrayo, está situado al pie de la ría que comparte con Muros y en la desembocadura del río Tambre. Su casco antiguo es uno de sus principales atractivos, no en vano alberga una de las ferias medievales más importantes de Galicia. Pasearemos por sus calles empedradas y visitaremos la iglesia de Santa María A Nova que acoge una necrópolis con más de 500 lápidas funerarias de entre los siglos XIV y XVIII.

La villa de Muros marca el límite entre las rías Altas y Baixas gallegas. Su casco histórico está declarado Conjunto Histórico-Artístico y alberga una interesante herencia medieval, de calles estrechas y perpendiculares a la línea de costa. En su fachada marítima son características las viviendas con soportales, en otros tiempos destinados a guardar aperos de pesca y embarcaciones y hoy en día repletos de terrazas donde disfrutar del paisaje sobre la ría y una interesante oferta gastronómica.

Precio de la excursión (IVA incluido)
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En dirección norte y siguiendo la línea de costa, nos cruzaremos con el Monte Louro levantándose desde el mismo mar. Este un espacio natural está integrado por una laguna de gran biodiversidad, un complejo dunar y una playa. A partir de este punto la costa se vuelve más escarpada y el mar más bravo, ya entramos en las Rías Altas. En el pueblo marinero de Lira podremos nos asombraremos con un impresionante hórreo de piedra de 35 metros de longitud, probablemente el más largo del mundo.

El Monte Pindo, conocido como “el Olimpo Celta de Galicia”, es uno de los lugares más mágicos de Galicia. Asentamiento de castros, castillos e iglesias, es un mirador natural a 627 metros de altura desde el que podemos ver, en un día claro, casi la mitad de Galicia.

Parada obligada es la ensenada del Ézaro para disfutar de la cascada o “fervenza” del río que da nombre al lugar y que es el único en Europa que desemboca en el mar desde a 40 metros de altura por un cañón pétreo en la falda del Monte Pindo.

Nuestro viaje puede rematar en el mirador del Fin del Mundo, el cabo Finisterre, sobre el que se alza el faro del mismo nombre y parada y destino de peregrinos del Camino de Santiago. Desde este punto disfrutaremos de impresionantes vistas panorámicas de la ría de Corcubión y podremos contemplar la puesta de sol desde el punto más occidental de Europa.